Madrid despidió el verano por todo lo alto con una nueva edición del Jardín de las Delicias, celebrado los días 20 y 21 de septiembre en la Ciudad Universitaria. En su sexta entrega, el festival volvió a mezclar música, fantasía visual y compromiso ecológico en un entorno mágico, con el cartel de sold out colgado desde semanas antes.
El viernes arrancó con el pop costumbrista de 84, calentando motores para una tarde cargada de emociones. Coti, acompañado por Ana Guerra, encendió la nostalgia con "Nada fue un error" y “Canción de luto”, antes de que Marlon y Besmaya mantuvieran en alto el ánimo del público joven. El atardecer trajo a Álvaro de Luna, que convirtió el recinto en un karaoke masivo con “Levantaremos al sol”.
Pero la lluvia no quiso faltar a la cita y cayó con fuerza durante el concierto de unos Hombres G que, lejos de achicarse, ofrecieron un setlist infalible con “Devuélveme a mi chica” o “El ataque de las chicas cocodrilo”. El barro se convirtió en pista de baile con La La Love You y el cierre a ritmo de fiesta llegó con un Juan Magán que hizo vibrar a miles hasta pasada la medianoche.
El sábado se abrió a talentos emergentes desde bien temprano en el Escenario Bosque, donde nombres como Moni Montes, Javi Chapela o Noan pusieron el acento en la nueva ola del pop español. Inazio y Malmö 040 destacaron con una energía que desbordaba honestidad y melodías pegadizas.
La tarde fue para los clásicos: Andy y Lucas, en su gira de despedida, ofrecieron un set emocional que hizo cantar a varias generaciones. Beret transformó el ambiente en algo más íntimo, con baladas como “Lo siento” o “Porfa no te vayas” que conectaron con el corazón del público.
Ya caída la noche, el protagonismo fue para La Oreja de Van Gogh, que desplegó todo su repertorio de himnos melancólicos con “Rosas”, “20 de enero” y “La playa”, acompañados por Diego Arroyo (Veintiuno). El relevo lo tomó Viva Suecia, que aportó electricidad y épica, y el broche final lo puso Taburete con sus canciones coreables y ambiente festivo.
Más allá de los escenarios, el festival volvió a apostar por una escenografía de fantasía, con mariposas gigantes, instalaciones lumínicas y una ambientación que parecía sacada de un sueño. La experiencia fue 100 % cashless, la oferta gastronómica variada y sostenible, y Endesa se encargó de garantizar una huella de carbono más ligera con medidas como lanzaderas eléctricas y puntos de recarga solar.
En definitiva, el Jardín de las Delicias 2024 reafirma su lugar como uno de los grandes festivales urbanos del país: accesible, intergeneracional y emocionalmente inolvidable. Una cita donde el pop español se celebra con todas sus formas, colores y nostalgias, mirando al futuro sin perder el alma.
Nos vemos en 2025.