Del 6 al 10 de agosto, Aranda de Duero volvió a convertirse en el epicentro musical del verano con la vigésimo octava edición del Sonorama Ribera, que cerró con un récord histórico de más de 200.000 asistentes y una ciudad completamente entregada al festival.

La jornada inaugural ya marcó el tono de lo que sería una edición memorable: más de 30.000 personas llenaron el recinto de El Picón desde primera hora para disfrutar de directos vibrantes de Nil Moliner, Rulo y la Contrabanda, Fernando Costa, Miss Caffeina, Natalia Lacunza o Los Punsetes. Una demostración temprana de diversidad musical y emoción compartida.
Sonorama reafirma su identidad como un fenómeno cultural y social
El jueves confirmó el crecimiento imparable del evento, con más de 38.000 asistentes y ocho escenarios en funcionamiento. La energía del público se volcó en conciertos de Ash, Supergrass, Viva Suecia y un especial Café Quijano con invitados como Nena Daconte y Gabriel de la Rosa. Mientras tanto, la Plaza del Trigo, uno de los símbolos del festival, volvió a vibrar con actuaciones sorpresa de Despistaos, Siloé o Besmaya, manteniendo viva la tradición de la cercanía y el descubrimiento.

El fin de semana fue una sucesión de momentos inolvidables. Fermín Muguruza ofreció un directo cargado de conciencia y emoción; Fernandocosta encendió al público con la crudeza de su rap; y Arde Bogotá brilló en el escenario principal con un espectáculo arrollador. A su lado, nombres como Franz Ferdinand, La Raíz, Amaia o Barry B consolidaron la variedad estilística que caracteriza al Sonorama.
Más allá de la música, el festival reafirmó su identidad como un fenómeno cultural y social. La convivencia con los vecinos, la vida en las plazas y el ambiente de civismo y alegría reforzaron el vínculo entre el festival y la ciudad. La organización destacó también las mejoras en accesibilidad e inclusión, consolidando un modelo de evento que va más allá de lo musical.